
Continuando con lo que expresó Meli anteriormente, vamos a ir más a fondo en la cuestión.
Las políticas ambientales forman parte - como nunca antes - de cuestiones determinantes para el futuro de regiones y países enteros. Y los gobiernos provinciales o comunales, son cómplices o víctimas (en el mejor de los casos), de estos proyectos en donde entran a jugar factores globales. Hoy el negocio de los servicios ambientales mueve millones en el mundo. Esos millones no son sólo intereses económicos sino también, geoestratégicos.
El disfraz ecologista
Las futuras guerras del Siglo XXI están siendo por los recursos naturales (agua y petróleo) pero para el Imperialismo uno de los principales problemas es la gente, porque sobran habitantes en este planeta y hacia allí se encamina su estrategia de destrucción.
Esta fundamentación ideológica se ve complementado por la aparición de organizaciones conservacionistas que plantean la "ecología profunda", un tipo de ecología que no contempla la existencia del hombre y aspira a conservar el medio ambiente sin la vida humana.
Pero aquí surge una clara distinción de clase y de roles en la sociedad capitalista. Los ecologistas profundos impulsan el desplazamiento del hombre de los territorios ricos en recursos naturales, pero los desplazados son los pueblos que habitan esa región o los miembros de las clases sociales bajas (esencialmente los campesinos y los aborígenes), porque su proyecto de conservación defiende la existencia de ricos burgueses y terratenientes que puedan dedicarse a la ecología y la preservación de los "paraísos terrenales" para quienes tengan la capacidad económica de comprarlos o disfrutarlos.
Los tres casos más importantes de estas metodologías concretadas en la Argentina muestran como organizaciones ecologistas del país se prestaron a las compras de tierras realizadas por un “ecologista profundo”, Douglas Tompkins. Este personaje, como lo hemos ya mencionado anteriormente, se ha convertido en poco tiempo en el dueño absoluto de una porción importante de la Patagonia argentina y también de la chilena. Asimismo Tompkins ha delimitado su terruño en los esteros del Iberá (provincia de Corrientes) y puso su tranquera en el Delta (límite fluvial entre las provincias de Entre Ríos y Buenos Aires). En menos de una década se hizo propietario de casi un millón y medio de hectáreas de tierras suramericanas y planea continuar su cruzada hasta obtener la friolera de 10 millones de hectáreas de esta región austral.
Fuentes: www.rebelion.org
Queda mucho por hablar sobre el tema,así que seguiremos ampliando.